Llamamos visión cromática al reconocimiento normal de todos los colores. Nuestro ojo es capaz de distinguir millones de colores gracias a unas células fotosensibles llamadas conos, que se encuentran en la retina.
Dichos conos presentan unos pigmentos que se encargan de detectar el color y se activan en entornos con mucha iluminación. Por lo general, el ojo humano tiene 3 pigmentos diferentes: rojo, verde y azul. Cuando hay una buena iluminación, si miramos por ejemplo un plátano, inmediatamente se activarán los conos rojos y los verdes. Estos conos son los encargados de mandar una señal al córtex visual que nos permitirá ver el color amarillo de dicho plátano.
Sin embargo, en condiciones de baja luminosidad, en vez de activarse los conos se activarán las células que denominamos como bastones que nos harán ver los objetos con tonalidades grisáceas debido a la falta de luz.
A modo de resumen podemos decir que los conos se encargan de la visión cromática y los bastones de la visión nocturna.
Alteraciones o anomalías en la visión cromática
Los problemas relacionados con la visión cromática pueden aparecer cuando existe alguna anomalía en los conos, bien porque estos no funcionan correctamente, porque sean inexistentes o porque estas detecten los colores de forma diferente. A esta anomalía la denominamos discromatopsia y puede aparecer debido a factores genéticos o a trastornos adquiridos.
Estas alteraciones las podemos clasificar en:
- Tritanopia. Cuando falta el pigmento azul.
- Protanopia. Cuando falta el pigmento rojo.
- Deuteranopia. Cuando falta el pigmento verde.
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