¿Porqué se produce la uveítis?
Una uveítis puede ser una señal de alarma ya que, en ocasiones, es el reflejo de una enfermedad de otra zona del cuerpo y que quizás haya pasado desapercibida.
Las causas pueden ser infecciosas y no infecciosas.
Infecciosas: virus (herpes), bacterias (tuberculosis o sífilis) o parásitos (toxoplasmosis)
No infecciosas: pueden afectar solamente al ojo o estar asociada a enfermedades como la artritis idiopática juvenil, la espondilitis anquilosante, la enfermedad de Behçet, la enfermedad inflamatoria intestinal o la sarcoidosis, entre muchas otras.
Tipos
- Anterior: es la más frecuente, afecta al iris (iritis) y, en ocasiones, al cuerpo ciliar (iridociclitis).
- Intermedia: afecta al cuerpo ciliar y estructuras cercanas a él.
- Posterior: afecta la coroides (coroiditis), aunque muchas veces la inflamación coroidea afecta también a la retina adyacente al estar en contacto directo con ella (coriorretinitis).
- Panuveítis: cuando afecta a las tres estructuras de la úvea
Síntomas
Los síntomas de una uveítis aparecen de manera repentina y empeoran con rapidez:
- Dolor ocular
- Enrojecimiento del ojo
- Lagrimeo
- Fotofobia (hipersensibilidad a la luz)
- Visión borrosa
- Miodesopsias (moscas volantes) en algunos casos
La uveítis es una enfermedad grave que puede afectar de forma irreversible a la visión provocando ceguera.
Debe de ser evaluada y tratada por un oftalmólogo, debiendo acudir al especialista incluso con carácter de urgencia.
Tratamiento
El tratamiento de la uveítis dependerá de la causa de la inflamación.
En los casos de uveítis anterior, la mayoría de los ataques duran de unos pocos días a unas semanas finalizando los síntomas con el tratamiento, pero puede que se presenten recaídas.
En la uveítis posterior, la inflamación puede durar meses o años y puede producir daño permanente de la visión, incluso con tratamiento por lo que es necesario la localización y tratamiento de una posible enfermedad sistémica asociada.
El uso de antibióticos o corticoides y la vía de administración (en colirios, inyecciones, por vía oral) dependerá de cada caso, por ese motivo es muy importante realizar un diagnóstico y posterior revisión por un oftalmólogo.
La cirugía debe de ser empleada solo en casos en que sea absolutamente necesario.