Bacterias intestinales que perjudican nuestra visión

Bacterias intestinales perjudiciales para la visión

Algunos microbios que existen en nuestro organismo pueden ser perjudiciales para nuestros ojos, por ejemplo, pueden agravar enfermedades como la DMAE húmeda o la uveítis.

El Profesor Sapieha tiene la Cátedra Wolfe en Investigación de la Visión Translacional y una Cátedra de Investigación de Canadá en biología celular retiniana, «Nuestro estudio sugiere que las dietas ricas en grasa alteran el microbioma intestinal de una manera que agrava la DMAE húmeda, una enfermedad vascular del ojo envejecido. Activar los microbios que residen en el intestino ya sea a través de la dieta o por otros medios puede afectar las posibilidades de desarrollar DMAE y su progresión», dice el Dr Sapieha. Su estudio fue financiado por la Fundación para la Lucha contra la Ceguera, los Institutos Canadienses de Investigación en Salud y el Fondo de Investigación en Oftalmología de la Universidad de Montreal.

Hay muchos factores de riesgo asociados con la DMAE húmeda. En general, la obesidad abdominal es el segundo factor de riesgo más importante después del tabaquismo. Los cambios en las comunidades bacterianas en el intestino, provocados por una dieta rica en grasas, puede favorecer la aparición de DMAE.

La dieta Mediterránea, rica en frutas, verduras, cereales, legumbres, aceite de oliva, vino, pescado…reduce el riesgo de padecer muchas enfermedades.

 

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La dieta mediterránea es muy favorable para la visión

 

Por otro lado, un estudio publicado por Immunity revela que las bacterias intestinales pueden producir una molécula que imita a una proteína de la retina, que probablemente active las células T responsables de la uveitis autoinmune, que representa hasta un 15% de los defectos viuales en el mundo occidental, suele afectar a la población en edad activa y teniendo un gran impacto sobre la salud pública.

 

 

Según la autora principal del estudio, Rachel Caspi, del Instituto Nacional de Salud de EE.UU, «es posible que la activación de las células inmunes por este tipo de bacterias pueda ser un desencadenante común de las enfermedades autoinmunes que actualmente están en auge».

Para probar esta idea, examinaron los factores desencadenantes naturales de la enfermedad en un modelo de ratón que desarrolla espontáneamente uveítis. Antes de la aparición clínica de ésta, los intestinos de estos ratones mostraron un alto número de células T activadas. Los investigadores vieron que el tratamiento con antibióticos reducía el número de estas células T en el intestino y retrasaba y atenuaba el desarrollo de la enfermedad en los ratones.

Si los investigadores son capaces de identificar estas bacterias y las señales que activan las células T-retina específica, «es posible que podamos en el futuro utilizar este conocimiento para eliminar selectivamente las respuestas inmunes que conducen al desarrollo de esta enfermedad», señala Caspi.